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El día de tu partida llegó inesperadamente, aunque en lo más profundo de nuestros corazones los dos sabíamos que el tiempo de tu partida había llegado. Eres un gran guerrero incansable luchaste día tras día en contra de ese mal que te agobió. La experiencia que vivimos fue muy dura y aunque pareciera que perdimos la batalla  yo sé que no es así porque hoy estás en donde tú anhelabas estar, con tu Señor, que tanto amas. Sé que sufrimos una separación corporal por el momento pero también sé que  cuando llegue el tiempo recorreremos juntos el infinito y me mostraras la nueva senda. Me siento tranquila porque sé que fuiste muy feliz a pesar del dolor que te acosaba. Gracias por la experiencia, tu comprensión, tus bromas, tu cariño, tus enseñanzas, por ser quien eres  y sobre todo por el gran amor que siempre me bridaste y que me hizo tan feliz.

Y por el momento, así termina la historia de un gran amor incondicional.

Con mucho amor, respeto y admiración, tu nenita, alias “Tu cuadradita de Toscana”.

Norma Carreño

P.D. ¡Ya no estoy “mortificada”!

And one more time; aquí está tu gran poesía aquí los famosos y efímeros “chiles en Nogada”

Chles en Nogada por Alfredo Carreño – Julio 30, 2015.

Efímeros y extraños Chiles en Nogada que se esfumaron con mi pensamiento mientras yo lloraba.
Chiles en Nogada, mientras Normita la princesa se vengaba
elucubrando recetas que yo idolatraba mientras lavaba y planchaba en la torre del palacio de Juanita y su sopa Juliana con sus trenzas de fuera como María Isabel esperaba,
mientras un príncipe vestido de oso de Alaska llegaba y se la llevaba con sus ricas y efímeras recetas de Chiles en Nogada.

En honor de Angelique Paquin que paqué decía si no hacía nada.

A todos mis amigos en la red para que nunca se olviden del Pato Pei que a pesar de estar en una interminable lista de espera con unos cirujanos de dudosa reputación que lo tienen en un vilo mientras juegan con su vida, no es dramatismo es simplemente mis clases de dramaturgia quisiera que no se olvidaran de mi acento francés mientras recitan este poema en mi honor.
Alfredo Carreño

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