Chistes

Chsites

  • ¿Por qué los diabéticos no se pueden vengar?

Porque la venganza es dulce…

  • Le dice una madre a su hijo:

-¡Me ha dicho un pajartio que te drogas!

-¡La que se droga eres tú que hablas con pajaritos!

  • ¿Cómo se dice psicoanalista en Japonés?

Sakudo tu Koko

Va un señor en su carro por una autopista y de repente observa que otro carro lleva una lata arrastrando, se acerca lo más posible para poder avisarle y le grita:

¡Oye, llevas una lata arrastrando!

El otro responde:

¿Qué?

¡Que llevas una lata arrastrando!

¡Hable más duro no ve que llevo arrastrando una lata!

El médico le dice a su paciente con un tono muy enérgico:

En los próximos meses nada de fumar, nada de beber, nada de salir con mujeres, ni de ir a comer a esos restaurantes caros y nada de viajes ni vacaciones.

¿Hasta que me recupere doctor?

¡No, hasta que me pague todo lo que me debe!

Eran las cuatro de la mañana en casa de Pedro, cuando suena el teléfono:

¿Bueno?

¡Hola! Disculpe que le llame a esta hora, pero lo que pasa es que su perro no deja de ladrar y no me deja dormir.

¡Ah! Está bien.

A la noche siguiente suena el teléfono en casa del vecino también a las 4 de la mañana:

¿Bueno?

¡Hola! Disculpe que le llame a esta ahora, le llamo para informarle que yo no tengo perro.

En un autobús repleto de viejitos, en un viaje especial para gente de tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le da un puñado de cacahuates sin cáscara.

El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.

Cinco minutos después, la abuelita repite y el chofer vuelve a agradecer el gesto y se come los cacahuates.

Cinco minutos más tarde, la anciana viene con otro puñado.

El chofer ya no puede comer y le pregunta:

  • Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuates, pero ¿usted no cree que, a lo mejor sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
  • ¡No sé preocupe joven!, no tenemos dientes, ¡sólo chupamos el chocolate que los recubre!

Un señor lleva una hora sentado en un bar mirando la copa sin beberla, cuando llega un camionero alto y gordo se bebe su copa de un solo trago. El pobre hombre se echa a llorar, y el camionero le dice;

¡Vamos, buen hombre, era solo una broma, ahorita le pido otra copa!

El señor le contesta:

No, no es eso, es que hoy ha sido el peor día de mi vida. Primero, llego tarde al trabajo y me despiden. Luego, al llegar donde había dejado mi coche, veo que se lo han robado. Camino a mi casa y veo a mi mujer con otro hombre, y vengo para acá, y ya cuando iba a terminar todo esto, llega usted y se toma mi veneno.

El mago comenzó su número, e hizo desaparecer su sombrero.

En eso un loro atrás del auditorio comienza a gritar:
¡¡¡…Lo tiene detrás de él, Lo tiene detrás de él…!!! El mago molesto continúa con su número y hace desaparecer un conejo.

En eso el loro grita:¡¡¡…Lo tiene debajo de la mesa, lo tiene debajo de la mesa…!!!

Y así, durante todo el número, el loro jodió y jodió al pobre mago.
Pero justo después del espectáculo, el crucero choca con un iceberg y se hunde.
El loro y el mago se salvan quedando a la deriva solos en el mismo bote.

Pasaron muchos días sin que ninguno se hablara.

De pronto el loro habló y le dijo al mago:

¡¡¡…Ya weeeey, me rindo…!!!

¿Dónde metiste el barco?

Ring. Riiiiiing….

– Buenooo??

– Compadre pos on ta’ Hombre…?

– Pos aqui de Choping, vine a comprar 3 casitas, 10 vaquitas, 10 ovejas,

5 burritos….

– Compadre! se sacó la Lotería???!!!

– Bueno fuera compa,,,,  estamos adornando el nacimiento!!

OsoEl cura, un pastor y un rabino; estaban a cargo de sus respectivos templos. Dos o tres veces a la semana se reunían a tomar un café y charlar un rato.

Un día, uno de ellos hizo un comentario diciendo que predicarle a la gente no era tan difícil, que un verdadero desafío sería predicar y convertir a un oso. Una cosa llevó a la otra, y decidieron hacer el experimento; cada uno se adentraría en el bosque, buscaría un oso, le predicaría y trataría de convertirlo a su respectiva fe.

Una semana más tarde se reunieron a comparar los resultados. El cura, con su brazo en cabestrillo, varios vendajes en todo el cuerpo y apoyado en muletas, fue el primero:

– Bueno, entré al bosque buscando al oso. Cuando lo encontré, comencé a leerle el catecismo.
El oso no quería saber nada al respecto y comenzó a pegarme con sus enormes brazos.
Así que rápidamente tomé mi agua bendita, lo salpiqué con ella y por dios y la santísima virgen les juro que se puso manso como un corderito. El obispo vendrá la próxima semana a darle el bautismo, su primera comunión y su confirmación.

El Pastor habló después; Estaba en silla de ruedas, tenía un brazo y ambas piernas enyesadas y tenía un suministro de suero conectado al otro brazo:

– Bueno hermanos, cuando encontré al oso, comencé a leerle la palabra sagrada del señor, pero este oso no quería saber nada, así que lo agarré del brazo y comenzamos a luchar y rodamos colina abajo, luego seguimos luchando mientras subíamos otra colina y volvimos a rodar hacia abajo hasta terminar en un arroyo. Entonces rápidamente hundí su cabeza en el agua y bauticé su peluda alma y se volvió manso como un cordero; pasamos el día alabando a Jesús.

El cura y el pastor miraron al rabino que yacía en una cama de hospital. Tenía yeso por todo el cuerpo, varios suministros de remedios y sangre por vía endovenosa y monitores que verificaban constantemente su condición. Estaba realmente mal cuando los miró y les dijo:

– Mirándolo en retrospectiva, creo que la circuncisión no era la mejor manera de intentar convertirlo…