Historia Universal

Historia Universal

Cristóbal Colón, descubridor de América, conocía el arte de navegar y la cartografía. Muy joven se enroló en diversas flotas, luchó contra los piratas del mediterráneo y en 1476, por medio del geógrafo Toscanelli, buscando en profecías bíblicas y en su experiencia, concibió la idea de llegar al Oriente por el Oeste. El rey de Portugal rechazó el proyecto en 1484, mismo que fue presentado a los Reyes Católicos en 1486.

Éstos sometieron el plan a un examen de los sabios, y nuevamente fue rechazado. Colón, yendo en pos de la corte, conoció a personajes influyentes y ellos a postre lo apoyaron ante la reina Isabel, quien manifestó gran interés, sin embargo, la conquista de Granada demoró la resolución. Finalmente, el 17 de abril de 1492, firmadas las capitulaciones de Santa Fe, se dispusieron tres embarcaciones para la empresa: La Niña, La pinta y la Santa maría; fue así como el 3 de agosto del mismo año levaron anclas, dando inicio a uno de los acontecimientos más memorables de la historia universal.


Pintor, escultor, ingeniero, anatomista, arquitecto… Todo le interesaba y lo investigaba a fondo. Era, en definitiva, como percibieron enseguida Ludovico el Moro y Francisco I de Francia, sus dos grandes tutores, el consejero perfecto que cualquiera pudiera desear.
Y es que la vida para el maestro Leonardo Da Vinci constituía un reto permanente. Creía, sobre todo, en la experimentación, en la cosa y no en la idea de la cosa. Hacer algo comprendiendo exactamente lo que se está haciendo, fue su motor e ideal.
Para entenderlo basta con imaginar cómo sería su equivalente en la actualidad. Supongamos que el mejor de los ingenieros especiales fuese a la vez el más fino de los dibujantes electrónicos, uno de los principales microfisiólogos, el más avanzado de los físicos atómicos y un arquitecto en computación. Pensemos también que en sus ratos libres este hombre excepcional, resolviese graves problemas de microscopia electrónica, modelase y proyectase imágenes por computadora, trazase redes de canales y pudiese pintar los más extraordinarios retratos del conocimiento y la investigación, facultades que lo convirtieron en un gran genio del Renacimiento.


El artista y escritor italiano Giorgio Vasari fue uno de los primeros autores en utilizar el término “renacimiento” en su obra vidas de pintores, escultores y arquitectos famosos, publicado en 1570; sin embargo, fue hasta el siglo XIX que este vocablo recibió una amplia interpretación histórico-artística.
Vasari había formado una idea determinante, el nuevo nacimiento del arte antiguo, que aceptaba la influencia de la historia en el artista, expresión completamente nueva en la actitud interior del creador. Los supuestos históricos que permitieron desarrollar el estilo renacentista se producen en un profundo interés por la literatura clásica, que concluyó en la dirección de la atención artística sobre los restos monumentales clásicos.
Desde estos fundamentos, las ciudades italianas de Venecia, Florencia, Milán, el Estado Pontífico y Nápoles, fueron las que se convirtieron en centros de renovación artística y conde Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Bramante, fueron los artistas que desarrollaron nuevas técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, principalmente. El Florencia, los Médicis –influyente familia burguesa- apoyan y protegen las primeras obras que se van a extender al resto de Italia.


El Renacimiento es un movimiento literario, artístico y científico que surge en Europa en los siglos XV y XVI, específicamente en Francia, Italia por su gran tradición grecorromana, su escaso arraigo medieval y su gran desarrollo urbano –tanto político como económico y social-.
En esta región itálica actual juegan un papel decisivo los mecenas, protectores o padrinos, quienes promueven el arte-y por supuesto, a los artistas- para demostrar y acrecentar su poder, y despertar la nueva conciencia humanista. Son excelentes ejemplos: Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.
De igual forma este periodo estuvo alentado por la formación de grandes colecciones de la antigüedad clásica, la arqueología y la creación de los centros de estudios humanísticos (academias). La invención de la imprenta juega un papel destacado en la difusión de los tratados teóricos renacentistas y, en general, del arte, el cual valora a la naturaleza en sí misma, no en cuanto creada por Dios, sino como fuente de inspiración para reflejar la realidad de las cosas.
En resumen, el Renacimiento representa una nueva concepción del hombre y de la naturaleza con respecto a la Edad Media y se reconsideró a la antigüedad grecorromana como modelo de inspiración creadora del arte y nuevas ideas.