Las adversidades tiemplan el espíritu y permiten conocernos mejor. El carácter y la voluntad se forjan en la adversidad. Claro que no es agradable sufrirla; todos quisiéramos no tropezar jamás con ella; pero como esto no esposible, lo mejor es enfrentarla con valor y superarla, sólo así saldremos fortalecidos.
La adversidad nos permite descubrir a los verdaderos amigos. Aquellos que están prestos para acompañarnos a fiestas y francahachelas, gozosos de compartir nuestra felicidad, no siempre se muestran muy ufanos cuando se aate sobre nosotros la desgracia. Algunos huyen, se esconden: los pocos que se quedan, los que permanacen inmutables, son los auténticos amigos.
La adversidad se presenta en todas las etapas de la vida. Reprobar una materia o ser reprendido en la escuela constituye una contrariedad tremenda para el estudiante. El jove enamorado que no es correspondido o el infortunado galán que se enreda con una muyer coqueta, son tamtién víctimas d ela desventura. Vencerla sin amilanarse, superarla, sirve para templar el carácter.
Octavio Colmenares Vargas

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