Toniná significa en tzetzal “la casa de piedra” o “el lugar donde se levantan esculturas en piedra en honor del tiempo”. El sitio arqueológico se localiza a 115 kilómetros de Palenque, en el estado de Chiapas. Fue una potencia militar: se han encontrado representaciones de prisioneros, incluso, los marcadores centrales del juego de pelota son dos cautivos, el más notable es un gobernante de Palenque llamado Kan Hul.
El espacio sagrado es una enorme montaña artificial, construido sobre una pequeña cordillera natural de arcilla, la cual forrada con enormes plataformas de piedra sobre las que se construyeron templos y palacios formando un laberinto monumental de más de 70 metros de altura. Por todo el valle se distribuyeron las áreas de habitación y de cultivo.
Este lugar fue un importante enclave militar que jugó un papel determinante en el equilibrio político del área, tal vez representado por su más importante gobernante, el señor Tzotz Dhoj o “murciélago jaguar”. Toniná sobrevivió al derrumbamiento del viejo imperio maya y coexistió con los toltecas de Tula y Chichén Itzá. Después de este periodo se inicia un proceso de destrucción impresionante en el que la acrópolis es utilizada como necrópolis por nuevos pueblos que saquearon tumbas y ofrendas.

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