Como expresión del ímpetu creador y fuerza espiritual de un individuo, en la época del Renacimiento (siglo XV y XVI) el arte es elevado a la categoría de ciencia y el artista a la de humanista.

Durante el Renacimiento el arte se aparta de la fe y la religión frente a la razón, debido a las nuevas ideas de la sociedad del momento, generadas por los descubrimientos científicos y geográficos de Copérnico (formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar), Galileo  (mejoró el telescopio), entre otros.

En ese tiempo fue muy importante la creación de la imprenta por tipos móviles, invento de Gutenberg (hacia 1440), con ella se logró difundir rápidamente la información y los nuevos conocimientos. Respecto al arte, se caracterizó por la demanda de “obras por encargo”, de parte de grupos que reemplazaron progresivamente a la Iglesia como encomendada de las grandes producciones artísticas. En consecuencia los artistas del Renacimiento abandonaron su antigua posición de artesanos para transformarse en “intelectuales libres”, verdaderos genios, con gran reconocimiento social y económico, Miguel Ángel (1474-1564) es un ejemplo de ello.

A medida que se consolida su posición, los genios del arte renacentista se liberan del encargo de sus protectores y comienzan a producir obras concebidas bajo su propia inspiración.

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