El 29 de enero de 1697 Newton recibía una carta procedente de Basilea que contenía dos problemas.
Aunque también había sido enviada, además de Newton, a otros cuantos matemáticos del continente, uno de sus principales objetivos era medir la destreza del genio inglés en el uso del recientemente desarrollado cálculo diferencial. La carta llegó a manos de Newton a las seis de la tarde y para las cuatro de la mañana ya había resuelto ambos problemas. Newton resolvió en unas cuantas horas lo que muchos matemáticos de esa época no habrían hecho en toda una vida.

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