Monthly Archives: mayo 2012

Para mantener las alfombras siempre limpias y brillantes se deberá colocar en un balde agua tibia, un chorrito de amoniaco y el zumo de un pepino, luego pasarle un trapo a la alfombra embebido en esta preparación.

La zona arqueológica se sitúa a 100 kilómetros, aproximadamente, de la ciudad de Morelia, Michoacán. Aunque su grandeza se remonta a los años comprendidos entre 1200 a 1521 d.C., cuando los purépechas dominaron una amplia porción de estas regiones del país. Del documento La relación de Michoacán (1521) se puede concluir que el sitio que ahora conocemos como Tzintzuntzan, se llamó Tariaran o “casa del viento”. Y significa “lugar del colibrí mensajero”.
El tipo de su arquitectura es muy especial, debido, principalmente, a la presencia de las estrictitas llamadas yácatas, que son construcciones con una planta mixta, es decir, con formas rectangulares y también circulares, sobre una gran plataforma, la más grande de la zona arqueológica mide cerca de 450×250 metros.
Los purépechas controlaban y concentraban la producción de regiones muy distantes, como la vertiente del Balsas, de donde procedía el cobre; las costas de Michoacán y Colima, de las que obtenían la sal y ciertos tipos de conchas; la zona norte del actual Michoacán, concretamente Zinapécuaro, Ucareo y Zináparo, de estas poblaciones provenían los artefactos de obsidiana.
Tzintzuntzan fue el corazón cultural, foco religioso y social del imperio tarasco, y sus restos arquitectónicos actualmente constituyen un principal vestigio arqueológico de México.

Ingredientes:
2 zanahorias
2 chayotes
2 papas
1 cda. de aceite
1 cda. de mantequilla o margarina
1 cebolla (rebanada)
2 dientes de ajo (partidos en cuatro)
1 vaso de leche
Consomé en polvo
Perejil (picado)
Agua

Preparación:
En un litro de agua hirviendo se ponen a cocer la zanahorias, los chayotes y las papas, estas verduras se pelan y se parten en trozos, todo debe quedar muy bien cocido. En el aceite con la mantequilla o margarina se fríe la cebolla y el ajo hasta que estén suaves. Se vacían a la licuadora con las verduras y el agua en que se cocieron, se muelen ligeramente. Se debe prender y apagar la licuadora porque si se deja encendida mucho tiempo, la crema queda espumosa. Ya licuada, se pone a fuego lento, se sazona con el consomé y se agrega la leche. Cuando empiece hervir se retira del fuego y se espolvorea con un poco de perejil.

El tiempo es un elemento precioso y desgraciadmente es un recurso no “renovable”. Cuando hemos gastado o malgastado nuestro tiempo no hay manera de reponerlo, es mucho más que el oro, es el material con el cual está hecha la vida. Cuando se nos acabe el tiempo es que nuestra vida también terminó. Usémoslo sabiamente, haciendo todo en su momento. Hay que saber dar, amar, reír y construir a tiempo.
Debemos darnos cuenta de cuán importante, es, llegar a tiempo y ¿por qué no? ¡Retirarse a tiempo!
Helen Hernández

Entre los productos que fabrican las abejas, el polen está considerado como un alimento completo que beneficia enormemente al organismo, incluye vietaminas, minerales, azúcares naturales, grasas y proteínas. Es admás un regulador hormonal, por lo que es de gran ayuda en la etapa del climaterio y la menopausia. Evita la anemia, normaliza la presión arterial, fortalece el cerebro y las vías respiratorias, regula el funcionamiento intestinal y nutre todas las células del cuerpo por lo que evita el envejcimiento prematuro.
Empiece con una cucharadita de polen dos veces al día y vaya aumentando hasta tomar tres cucharadas al día y también puede dárselo a los niños para fortalecerlos, se puede licuar con agua y miel. No debemos perder la oportunidad de beneficiarnos de este maravillos complemento.

Y cuando se hizo grande, su padre le dijo: -Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado. -Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre. Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña. -Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás… El hijo dudó. -¿Y si me caigo? -Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el padre. El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida. Los más pequeños de mente dijeron: -¿Estás loco? -¿Para qué? -Tu padre está delirando… -¿Qué vas a buscar volando? -¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién necesita? Los más lúcidos también sentían miedo: -¿Será cierto? -¿No será peligroso? -¿Por qué no empiezas despacio? -En todo casa, prueba tirarte desde una escalera. -…O desde la copa de un árbol, pero… ¿desde la cima? El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó… Desplegó sus alas. Las agitó en el aire con todas sus fuerzas… pero igual… se precipitó a tierra… Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre: -¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy como tú. Mis alas son de adorno… – lloriqueó. -Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracaídas… necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo. Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como siempre.

Jorge Bucay