Teotihuacán fue lea primera gran manifestación urbana del continente americano y desde el 200 a.C. hasta el 700 d.C. se convirtió en la ciudad más importante de Mesoamérica. Las mejoras técnicas en agricultura, basadas fundamentalmente en la canalización de las aguas, hicieron posible una gran concentración de población que serviría de sostén económico de la ciudad y recursos humanos para las grandes construcciones públicas.
De ciudad creada por los hombres se convierte en ciudad donde nacen los dioses. Así la concibieron e incorporaron a sus mitos los pueblos nahuas que, como los mexicas, veían en la antigua metrópoli el lugar donde había surgido el quinto sol por el sacrificio de los dioses. La mayor contribución de Teotihuacan fue establecer las características definitorias de la ciudad sagrada mesoamericana. Toda ella constituye una gran tribuna de difusión cultural y comercial. La amplia Avenida de los muertos (Miccaotli) con las grandes pirámides del Sol y de la Luna era eje grandioso, en torno al cual se levantaban construcciones palaciegas y templarias, mientras las áreas habitacionales se situaban en los barrios de las afueras (Atetelco, Tetitla, Tepantitla).
El arte teotihuacano expresa de forma grandiosa la concepción estatal mesoamericana que encontraría eco en lugares tan alejados como Monte Albán, El Tajín o Tikal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *