El carácter bien formado es un rasgo insustituible en los triunfadores. A diferencia del temperamento, que es heredado, el carácter se forma, se educa y es susceptible de ser moldeado. Lo formamos mediante la adquisición de hábitos personales positivos. El carácter es la fuerza de voluntad bien desarrollada, y la voluntad es querer; es elegir; es hacer; es lograr; en pocas palabras, es salir adelante a pesar de todo y de todos.
La voluntad no dota al hombre de talentos o capacidades especiales, pero bien desarrollada puede ayudarnos a conseguir tanto como si se poseyeran aquellas cualidades.
Una persona con suficiente fuerza de voluntad, aplicación y perseverancia puede desarrollar cualquier cualidad positiva de la mente, y a la vez pude reprimir aquellas que le sean perjudiciales.
La necesidad de autorrealización consiste en conseguir un desarrollo máximo del propio potencial; es el deseo de convertirse en lo que uno es capaz de llegar a ser.
Eduardo Valverde

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