El mundo está lleno de seres en el que distinguimos personas, animales y cosas. Los individuos se diferencian de los demás porque se presentan con sus capacidades intelectuales y acciones libres, como espíritus encarnados y no meramente como cuerpos, por tanto, no puede considerarse igual a un hombre de un animal o una cosa.

La gente tiene de por si un valor, además de otros como el amor, que es una capacidad natural en el hombre, está fundado en la impresión, acompañada de una emoción, y tiene por objeto siempre un valor, en general, el de la persona misma.

De acuerdo al tipo de amor del que se trate también se pueden especificar otros valores inherentes al ser que se ama, como serían, el de la bondad, la igualdad, la valentía, el respeto y otras cualidades como la belleza, el entusiasmo, el ser culto, etcétera.

El amor es por tanto una virtud, deberá siempre estar ligada con el valor del ser humano, puesto que es imposible que el amor se dirija exclusivamente a un cuerpo, ni solamente a alguien del sexo opuesto, sino que se dirige precisamente a la persona. Es preciso que la afirmación del valor de la persona, oriente todos los actos de afectividad y sentimientos en los individuos para que se posibilite lo que llamamos, de acuerdo a su género, o tipo, el verdadero amor personal.

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