De todo un poco…

Ingredientes: (Para dos roscas)

Para el pan:

3 tazas de harina

100 g de mantequilla (la temperatura ambiente)

6 huevos

100 g de azúcar

5 g de sal

2 cdas. de levadura

240 ml de leche (1 taza)

Ralladura de naranja

Relleno:

2 barras de queso crema

150 g de nueces

Decoración:

Frutas cristalizadas (higos, acitrón, ate, cerezas)

Cobertura

½ taza de azúcar glas

½ taza de azúcar normal

2 cdas. de manteca vegetal o mantequilla.

Preparación:

Poner una porción de leche tibia en un plato, agregar la levadura, dos cucharadas de harina y una de azúcar, mezclar muy bien, ésta será la masa madre, reservar, dejar que se fermente en un lugar cálido. Para preparar la masa principal, cernir el resto de la harina sobre una superficie plana, añadir sal y azúcar, agregar mantequilla y unir todo. Luego incorporar la ralladura de naranja, revolver nuevamente.

Formar un hueco en el centro de la harina, poner los huevos y la leche, mezclar hasta obtener una textura suave  y se desprenda; después vaciar la masa madre y continuar amasando hasta que esté consistente. Hacer una bola, colocarla en un contenedor engrasado, untar la pasta con aceite para que no se reseque, cubrir con plástico y dejar fermentar en un lugar tibio, debe doblar su tamaño.

Mientras tanto preparar el relleno, el decorado y la cobertura. Pelar las nueces y partir  el queso en trozos; cortar las frutas cristalizadas en tiras delgadas. Revolver el azúcar glas, el azúcar normal y la manteca vegetal para hacer bolitas, aplanarlas con un rodillo, éstas serán los parches blancos del decorado.

Una vez crecida la masa, cortar una porción y estirarla, colocar sobre una mesa, y dejar que se expanda por sí misma; extender en ella las nueces y el queso, cerrar como si fuera un rollo. Hacer una rueda y colocarla sobre una charola engrasada, en su centro poner algún molde redondo; cubrir con plástico y dejar en reposo 15 minutos, trascurrido el tiempo barnizar con huevo.

Decorar al gusto y meter al horno precalentado a 180°C durante 35 minutos, o hasta que el pan se vea dorado. Dejar enfriar, retirar el molde del centro y servir.

Cuando se adquiere ropa nueva es costumbre que se prueba antes de comprarla, de tal manera estamos expuestos a microbios, los cuales pueden causar enfermedades. Tal revelación la comparte la Dra. Emilce Méndez, investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina), quien comenta sobre las precauciones al respecto.

La ropa nueva generalmente es manipulada por muchas personas (quienes la confeccionan, la empaquetan y la dispone en las tiendas) antes de llegar al consumidor final. En todo ese recorrido también puede caer al suelo y ser infectada por bacterias, hongos y virus.

La especialista señala que es en los probadores donde los agentes infecciones llegan a las prendas nueva, ya que puede ocurrir que personas con lesiones en la piel, granos o pústulas contaminen las ropa nueva con Staphylococus aureus, bacteria causante de diversas y graves enfermedades.

Se concluye que no hay seguridad en una prenda nueva, es posible que no esté libre de gérmenes patógenos, incluso las personas saludables contienen en su organismo microbios que pueden adherirse a la ropa.

Se concluye que no hay seguridad en una prenda nueva, es posible que no esté libre de gérmenes patógenos, incluso las personas saludables contienen en su organismo microbios que pueden adherirse a la ropa.

Para evitar enfermedades se recomiendan estas acciones básicas: en las tiendas deben probarse  las prendas con ropa debajo para evitar el contacto directo con el cuerpo. También hay que lavar la ropa nueva antes de usar.

La llegada de Año Nuevo es un evento de mucha importancia para la mayoría de las culturas, existen rituales y costumbres que caracterizan a cada región del mundo, y la celebran de acuerdo con sus creencias.

En México todavía se llevan a cabo prácticas que tienen su origen en la época prehispánica. Las culturas de aquel periodo celebraban el fin de un ciclo, y el inicio de otro, aunque no precisamente tenía la duración de 365 días. Los aztecas y los mayas realizaban ceremonias y sacrificios para dar gracias a sus dioses por la llegada de una nueva era, el elemento esencial en estos casos era el fuego, que significaba purificación. El ritual de uso del fuego se comparte en algunas regiones de la República, por ejemplo:

  • La comunidad agraria de los zoques, que habitan pequeñas regiones de Oaxaca, cada primero de enero, se disfrazan de viejitos, y hacen una representación del año viejo, al cual le prenden fuego.
  • En Ixmiquilpan, Hidalgo, los grupos étnicos otomíes del valle del Mezquital, acostumbran realizar las llamadas “lumbradas” cada primero de enero. Existen 50 barrios indígenas en la zona y colocan una hoguera en el atrio del ex convento de San Miguel Arcángel.

Una de las tradiciones más comunes de esta fecha, y que nos enlaza con otros países del mundo, es que esta celebración se armoniza con una o varias velas, las luces simbolizan energía renovación e iluminación, elementos relacionados directamente con el fuego.