Sitios Arqueológicos

Sitios Arqueológicos Mexicanos


En los alrededores de Chetumal se encuentra la zona arqueológica de Dzibanché, centro ceremonial maya fundado hacia el año 250 a.c. Dicho lugar, quiere decir “escritura en madera”, es uno de los asentamientos antiguos de la cultura maya más grandes del sur de Quintana Roo, con un área de 40 km2 de húmeda y densa jungla; íntegros en los alrededores. La región emerge independientemente de los nexos que haya podido tener con el Petén guatemalteco, Belice o con Yucatán. Es decir, Dzibanché posee un bagaje cultural propio, bien integrado y distinguible de los que se observan en regiones vecinas. Una muestra de ello es que la ciudad enfrentó exitosamente por un largo periodo, el reto que significaba la falta de recurso básico como el agua y las materias primas.
Este núcleo urbano –como centro cívico- religioso relevante- está construido por varias plazas flanqueadas por basamentos piramidales. A medida que uno se aleja del área de mayor monumentalidad, dedicada al ritual, a la administración y a la habitación de la élite, las plataformas se hacen más bajas y más cortas, pues son espacios dedicados a la vivienda de artesanos, comerciantes, funcionarios menores, es decir, a los grupos que ostentaban una menor jerarquía social.


Existen datos que indican que Cuicuilco (que en náhuatl significa “lugar donde se hacen cantos y danzas”) fue el primer gran centro ceremonial del Valle de México. Es un sitio preclásico que puede datarse hacia los años 400 A.C. en el extremo sur de la cuenca de México. Este lugar fue cubierto por la lava del cercano volcán Xitle durante dicho periodo.
Las teorías apuntan a que fue la primera cultura importante que apareció en la región y un precedente de la posterior civilización de Teotihuacan. Si bien, hasta el momento se creía que la cuenca de México -y por lo tanto Cuicuilco- se empezó a poblar alrededor de los años 850 a 650 de nuestra era, nuevos datos indican que la ocupación se inició hacia ¡El año 2000 antes de nuestra era!
La pirámide principal en esta zona arqueológica es circular y consiste de tres escarpadas plataformas con una altura total cercana a los 17 metros. Por otra parte, un rostro de casi 4 metros hallado en el área, podría ser la primera representación cosmológica de Mesoamérica. Dicho hallazgo contiene una serie de grabados (círculos y rombos) que están alineados hacia la posición sobre el horizonte donde el disco solar sigue el 23 de marzo y 20 de septiembre.


Una de las grandes ciudades de la cultura maya, es en la actualidad un sitio arqueológico importantísimo del norte de la Península de Yucatán. El nombre Chichén Itzá significa “La boca de los cenotes de Itzá! Y deriva de la tribu Itzá, que ocupaba un extenso territorio y los dos pozos o cenotes naturales que abastecían de agua a la ciudad y en torno a los cuales estaba centrada la vida religiosa y cultural.
Chichén Itzá es una de las más impresionantes metrópolis debido a su compleja organización y a la construcción de estructuras monumentales. Por ejemplo, el Castillo o Templo de Kukulcán, nombre maya del dios tolteca-azteca Quetzlcoatl, es un gran recinto situado sobre una pirámide que ocupa 4,000m2 de superficie y alcanzaba una altura de 30m, con escaleras en sus cuatro paredes que conducen al santuario ubicado en la cima.
Hoy es posible identificar y documentar más de veinte calzadas prehispánicas que comunican la parte central de la metrópoli con los grupos secundarios de grandes fachadas elaboradas de relieves de piedra, techos abovedados e interiores policromados con nichos ricamente decorados. Existe en Chichén Itzá una gran variedad de huellas arqueológicas que la convierten en uno de los grandes tesoros del mundo.


Dentro de las zonas más importantes del Altiplano Central Mexicano está la de Cantona, ubicada a unos 115km de la capital del estado de Puebla. Esta urbe prehispánica se localiza sobre un derrame basáltico con pendiente. Dicha geografía sirvió para definir las zonas de ocupación o “patios”. Así, en la parte baja se ubicó la población rural, en la parte media vivía gente con cierto riesgo social y en la parte superior se colocaron los templos, las construcciones cívico-religiosas y las residencias de jefes y dirigentes.
Una extensa red de vías de comunicación enlazaba a toda la población: calzadas, muros, pasillos, callejones. Las calles se construyeron elevadas sobre la superficie natural del terreno y con muros laterales, siempre con arroyo empedrado. Se han descubierto restos de altares, pirámides y aposentos, lo mismo que 22 campos de juego de pelota. En ningún otro asentamiento prehispánico de México se han encontrado tantas de estas construcciones como en Cantona.
Sumando al hecho de que la ciudad misma está construida sobre una zona de escasa vegetación, la megalópolis contó tanto con un foso como con accesos controlados y varios puestos militares, lo que le permitió ser una ciudad –puente entre el Golfo-Sur y Altiplano Central.


Es un sitio arqueológico situado al sur del estado de Campeche, a 20 kilómetros de la frontera con Guatemala, en la zona de influencia del Petén. Su nombre significa “dos cerros despegados”, el cual le fue impuesto en 1931 por su descubridor Cyrus Longworth Lundell.
Calakmul figura como la ciudad maya donde se han encontrado más vestigios, 108 hasta el año 1994, de los cuales 68 están grabados y 49 son lisos, aunque se ha demostrado que los descuidos en el tiempo descompusieron la superficie grabada de muchos de ellos.
Su desarrollo urbano incluyó la edificación de conjuntos palaciegos que ajustaron grandes acrópolis con edificios en torno a piezas y patios, así como las dos grandes pirámides que dominan la selva y que dan nombre a este sitio. Fue el centro político más importante del área maya debido a las habilidades diplomáticas de sus gobernantes y por lo que se convirtió en la “superpotencia” de las tierras bajas mayas del sur durante un largo periodo.
Esta ciudad está oculta entre la densa vegetación e inmensidad de la selva campechana, y después de un letargo de 10 siglos desde el abandono de sus antiguos pobladores y de 71 años a partir de su descubrimiento, Calakmul actualmente es considerada como Patrimonio Cultural de la Humanidad y Reserva de la Biósfera.


Es una zona arqueológica mexicana ubicada al noroeste de la población de San Miguel del Milagro, en el Municipio de Nativitas (estado de Tlaxcala). Según historiadores del siglo XVI, el asentamiento de Cacaxtla fue construido por los Olmecas-xicalancas, grupo compuesto por tres etnias (nahuas, mixtecos y chocho-popolocas) que al parecer provenían del Xicalanco, en el actual Campeche.
Es una de las regiones arqueológicas de mayor interés en el centro de México, como lo indica la pintura mural prehispánica que adorna varios de sus edificios. Las primeras construcciones del Gran Basamento de Cacaxtla, que es donde se encuentran la mayoría de los monumentos expuestos al público, consistían en un grupo de edificaciones de adobe.
Después de un tiempo estas construcciones fueron demolidas en parte, se rellenó el interior de los cuartos y patios, y sobre la plataforma así creada se edificó un nuevo grupo de edificios hechos de los mismo materiales. Este proceso se repitió varias veces hasta que el Gran Basamento alcanzó su altura actual.
Se calcula que la época de auge de Cacaxtla ocurrió entre los años 600 y 900, durante una etapa de fuertes movimientos sociales e inestabilidad política en los sistemas existentes, provocados por la caída del gran centro urbano de Teotihuacan.


Bonampak (en maya, significa “muros pintados”), este sitio data de finales del Periodo Clásico (siglos VII-VIII) y está constituido por los vestigios de nueve edificios, así como diversos altares y estelas en bajorrelieve.
Fue descubierta en 1946 por el fotógrafo explorador G. Healy y representa una antigua ciudad maya, situada en la selva del norte de Chiapas, en México. Un camino de terracería conduce a este lugar a través de la Selva Lacandona y por una zona de hermosas cascadas que adornan las montañas chiapanecas, cercanas a San Cristóbal de las Casas.
Esta población es conocida principalmente por su conjunto de pinturas murales, entre las más destacadas de la América precolombina; de ahí el nombre que le dieron los arqueólogos. Sobresale también su naturalismo, el cual constituye un elemento importante para el conocimiento de los ritos, la vida cotidiana y el arte maya de toda la región.
En general, los frescos –en los cuales destaca el color rojo y el famoso azul maya- recubren los muros interiores, las bóvedas de los edificios y las habitaciones, además tienen representaciones de señores importantes, de sus mujeres, niños, criados, bailarines, músicos, así como asambleas de altos dignatarios y de guerreros, escenas de batallas y sacrificios humanos.


Las cordilleras que atraviesan la península de Baja California Sur fueron escenario de una intensa actividad cultural de grupos humanos prehistóricos, desarrollada a partir de la caza, la recolección y la pesca.
Las primeras referencias de arte rupestre en este lugar datan del siglo XVIII. Sin embargo, un hallazgo reciente de una punta de lanza de obsidiana y el descubrimiento que fue hecha con material proveniente del Valle Azufre, indica la presencia de hombres prehistóricos en la región desde hace al menos 10 mil años.
Actualmente, los cuatro sectores que han permitido una investigación completa de la arqueología y de la diversidad de zonas biográficas, presentes en la península y que “hablan” de los patrones de movilidad y desplazamiento de seres humanos antiguos son: el Desierto del Vizcaíno, la sierra, las Ladera Orientales y la Costa del Golfo.
Por otra parte, las figuras antropomorfas, pintadas en negro y rojo, blando y amarillo han sido localizadas en cientos de abrigos de roca. Por su monumentalidad, estas pinturas se colocan entre el arte rupestre más grande del mundo, y por la herencia cultural que representa. La sierra de san Francisco fue designada en diciembre de 1993 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.